Cuento de Navidad para Luis Enrique
No siempre ganan los mejores y no siempre los más bonitos proyectos sobreviven.
-Luis imaginó que su trabajo del cole para pretecnología iba ser un éxito, su maqueta de la ermita de Monteclaro hecha con palos de polo de helado, deslumbraría a compañeros y profesores, cada noche después de cenar rascaba alguna hora antes de acostarse para construirla. Una cosa tenía clara: nada de grapas ni pegamento, cada uno de los palos era particularmente tallado con una cuchilla para que ensamblase a la perfección con el siguiente, una construcción armónica, razonada y artesana que disfrutaba componiendo, no fueron pocas la piezas que se le rompían entre los dedos y con enorme paciencia volvía a formar. Casi tres meses discurrieron hasta que consiguió terminarla como él había imaginado.
El día que tuvo que presentar el trabajo en el colegio, despertó admiración en el aula. Luis esperaba tranquilo y confiado en su pupitre para su turno de presentación, cuando el profesor le llamó para subir a la tarima a exponer su maqueta, la cogió cuidadosamente en sus manos y fue esquivando las mesas de sus compañeros hasta que pasó por la mesa de Ramón, repetidor nato, que sacó su pierna zancadilleando a Luis y haciéndole caer al suelo con su maqueta que se destrozó por completo. La clase entera se rió a carcajadas de la situación y se oyeron voces de “¡pringao!, ¡torpe!” a la par que aplaudían a Ramón.
El profesor suspendió a Luis, ya que no había llegado a presentar su trabajo, y le dio un notable a Ramón, que presentó una reproducción de plástico de un tanque que su padre le había hecho con una impresora 3D, maqueta que él mismo en el recreo se encargó de destrozarla a pedradas.
Luis, esa misma noche empezó a volver a construir su maqueta, “no me importa, les dijo a sus padres, me lo he pasado muy bien construyéndola”.-
Vivimos en tiempos en los que el “triunfo” legitima las formas, ganar, vencer, triunfar a costa de todo y de todos. Es el triunfo de la precariedad, la derrota de la belleza, la victoria del negocio (negociete) sobre la profesión, el éxito de la destrucción a costa de la construcción, de lo efímero sobre lo constante, la fotocopia sobre el original, la especulación sobre el crecimiento orgánico.
España es eliminada del Mundial de fútbol, del mundial de la vergüenza, del mundial de la pasta gansa, esa que cuando cae en la mano hay que mirar para otro lado, pero el país bufa, reniega del oficio, de la belleza y del relato porque eso, no importa, eso es cultura, y hace mucho tiempo que decidimos darle una patada, cual penalti que termina en la grada.
Nunca se perdió con más dignidad, intentando crear y jugando. Debiera haber supuesto una lección de autoestima para la sociedad, pero no, ha sido mejor bramar, porque sólo vale ganar, a costa de todo, ganar, que se lo digan a los de Qatar…
Luis volverá a su pueblo, Gijón, a entrenar. Lo sabe desde que se fue del cole.
fotografía de Bleda y Rosa, “Campos de fútbol”