Plácida Navidad (también en la cocina)
“Siente a un pobre en su mesa” rezaba en lóbregas épocas una campaña patria que intentaba así limpiar las conciencias burguesas hace ya no pocas Navidades. Los maestros Berlanga y Azcona, supieron retratar con todo lujo de detalles aquellos tiempos en la magnífica película Plácido.
No les voy a pedir que sienten a un pobre en su mesa, faltaría más, ya que ha sucedido algo inédito, porque sin ustedes saberlo, se les ha colado un pobre, o varios, en las mesas gulescas de la Navidad.
¿Los ven, los sienten?, están escondidos en alguna etiqueta de los vinos que descorcharán en sus mesas, esos vinos que se elaboran con uvas pagadas por debajo de precio de coste a los viticultores, aquellos seres que deambulan por los viñedos durante todo el año para entregar la cosecha sin saber cuándo ni cómo se la pagarán, literal. Los pobres, también se colarán en algún queso incierto cuya leche a su vez se consiguió pagando menos al lechero que lo que invirtió en producirla. Sepan que los pobres recorrerán la práctica totalidad de sus menús, llegando incluso a los turrones y mazapanes, donde en esta cosecha solo se ha cubierto el 75% del coste de producción por la venta de la almendra. Como ven, no hace falta invitarlos, se nos cuelan por todas partes; es la consecuencia de normalizar en este país que quien se dedica profesionalmente a cultivar campos, criar ganado o salir a la mar, sea sinónimo de perder dinero, perder dinero por trabajar, perder dinero por alimentar. Eso sí, tenemos una ley de la cadena alimentaria, que como buena cadena también vale para estrangular, para estrangular al débil, como siempre. Tampoco son ustedes culpables de que los pobres se les metan por debajo de la puerta, ¿o sí?, porque a ver si no se están colando y los estamos metiendo en casa en las bolsas de la compra…
Es necesario que replanteemos éticamente nuestras compras, y empecemos a utilizar el exceso de información del que disponemos para originar un mínimo de conciencia sobre nuestros actos.
Les invito a que hagamos desaparecer a los pobres de nuestras mesas, investiguen sus vinos, sus quesos, sus turrones, sus aceites, sus helados, sus panes… y desconfíen de las gangas, siempre huelen a pobre, a generar pobreza entendemos. Las mesas más molonas de estas Navidades serán las más dignas, aquellas que no permitirán que la pobreza inducida les acompañe en sus casas, comida digna, comida justa, comida que alimente la tripa y el espíritu. Estamos a tiempo, háganlo por ustedes, háganlo por ellos, háganlo por Berlanga y por Azcona, dediquen un tiempo de calidad a sus despensas y después comenten esa buena jugada en la sobremesa, o súbanla a las redes.
Feliz Navidad.
*publicado en diario Las Provincias el 21 de diciembre de 2023 click al enlace