Lo que el domingo nos da.
Es dominGO! desaprovechen el día.
Es mi grito de guerra habitual en las redes para el séptimo día de la semana, animando a que pasen el día sin preocupaciones, dejando la mente volar y dándose caprichos en forma de tiempo, cosa por cierto, que los otros seis días de la semana, nos suele robar.
Recuperar el gusto del tacto, a través de los objetos, seleccionando físicamente un buen rato de música pinchando vinilos, introduciendo CD´s o casettes en los reproductores, nos regala un tiempo para redescubrirnos, a volver a pasear por quienes fuimos, desempolvando canciones que hace años esperaban volver a ser escuchadas por nosotros y viajando en el tiempo y reencontrando los espacios en los que disfrutábamos esa música, ¡las vacaciones de 96! ¡aquella terraza de las primeras cervezas!…
Bajar al quiosco con el fresco de la mañana a por los periódicos en papel, con su infinidad de suplementos que desvían nuestra atención hacia parcelas que no solemos frecuentar, descubriéndonos universos que no conocemos entre otra cosas porque los algoritmos sólo nos dan de lo nuestro…
Cocinar en casa, si, ¡cocinar! da igual lo que sea, aunque se reduzca a cocer pasta dura, es el ritual de pensar para transformar, con el premio de compartir y disfrutar.
El domingo está lleno de bellos momentos para “desaprovechar” de forma aleatoria y sin reloj, puede vd. también optar por mi otra afición dominical favorita, el “dolce fare niente” y a ese punto es al que quiero llegar, ese momento de no pensar en nada, en el que uno se encuentra consigo mismo y acaba pintando el mundo del color que le gusta verlo.
El otro día escuchando a Enrique Gracián, acerca de su maravilloso libro “Construir el mundo” nos describía como el Homo Constructor, se desarrolló cuando llegó el tiempo libre, ya que con él, es cuando el hombre se plantea preguntas que le llevan a descubrir y proponer nuevos escenarios (el desarrollo) y que estos sólo aparecen cuando no hay necesidades perentorias.
Ya saben, es domiGO! desaprovechen el día.
Sol matutino, Edward Hopper 1952